
En una carta en la cual le expresa su solidaridad
a los tres importantes comunicadores, el ex mandatario dominicano
manifestó que engreídos funcionarios y legisladores, amparados por el
manejo de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, entienden que,
como en los tiempos de los señores de horca y cuchillo, son dueños de
las arcas del Estado y de la voluntad de todos.
Sostuvo que si alguna persona osa disentir, no
sólo lo consideran equivocado sino que ejercen contra quien sea los
poderes de que disponen, para obtener por la fuerza lo que no pueden
tener por la razón: me refiero al respeto y reconocimiento de la
sociedad dominicana.
Sin embargo dijo, “Felizmente, aquí nos conocemos
todos, al cojo sentado y al ciego dormido y no olviden que ofende quien
puede, no quien quiere:.
“Saben que cuentan con mi solidaridad y respaldo
pero, en este momento, es mi deber manifestárselo de manera reiterada y
expresa, como lo hago por este medio. Reciban, pues, un abrazo de su
invariable amigo”, finaliza la misiva de Hipólito Mejía
Texto íntegro de la carta del Presidente Hipólito Mejía a los comunicadores.
Mis amigos
Juan Taveras Hernández (TH)
Willy Rodríguez y Bienvenido Rodríguez.
Estación Z101,
Ave.27 de Febrero,
Ciudad.
Estimados amigos:
El sometimiento en contra de ustedes bajo la
acusación de violar la Ley de Expresión y Difusión del Pensamiento, es
un nuevo atentado contra la seguridad individual, la libertad de
expresión del pensamiento, el terrorismo judicial y un franco abuso de
poder.
Engreídos funcionarios y legisladores, amparados
por el manejo de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo,
entienden que, como en los tiempos de los señores de horca y cuchillo,
son dueños de las arcas del Estado y de la voluntad de todos.
Si alguna persona osa disentir, no sólo lo
consideran equivocado sino que ejercen contra quien sea los poderes de
que disponen, para obtener por la fuerza lo que no pueden tener por la
razón: me refiero al respeto y reconocimiento de la sociedad dominicana.
Felizmente, aquí nos conocemos todos, al cojo sentado y al ciego dormido y no olviden que ofende quien puede, no quien quiere.
Saben que cuentan con mi solidaridad y respaldo
pero, en este momento, es mi deber manifestárselo de manera reiterada y
expresa, como lo hago por este medio.
Reciban, pues, un abrazo de su invariable amigo,
Hipólito Mejía